Triunfos y fracasos del exilio - Cuba: revolución o compromiso (IV)
Del exilio cubano se acostumbra a hablar como si fuera una comunidad monolítica y organizada. No es así, aunque en algunos aspectos se comporta como tal. El exilio ha sido exitoso en el orden económico y en el escenario político de los Estados Unidos. En política cubana su peso es importante.En la política cubana en la isla su
peso es indiscutible.
El embargo del gobierno de los Estados Unidos se ha podido mantener porque la parte militante del exilio cubano ha trabajado sin descanso para que sus restricciones no se eliminen sin condicionarlo a una transición democrática en Cuba. Es una carta de negociación que puede ser clave para la democracia cubana.
Durante cinco décadas la libertad del pueblo en la isla ha palpitado en el corazón del exilio cubano. Su éxito y su lealtad patriótica lo ha convertido en un contrincante invencible para el régimen castrista. La dictadura ha fracasado en hacerles creer a los cubanos de la isla que el exilio es su enemigo. Después de la subvención de Hugo Chávez a la tiranía, el exilio es el gran proveedor del pueblo cubano.
La mayoría del pueblo cubano atravesaría el estrecho de la Florida para vivir como viven sus compatriotas en los Estados Unidos. Es cuestión de arriesgarse a salir de Cuba y poder llegar a territorio estadounidense legal o ilegalmente. Transcurrido un año, el inmigrante tiene derecho a la residencia en los Estados Unidos.
Esta ventaja migratoria ha sido la vía por la que la dictadura ha exportado a centenares de miles de cubanos descontentos de la isla. Sin ese privilegio (La ley de Ajuste Cubano) difícilmente el castrismo habría podido mantenerse en el poder en Cuba.
No todo ha sido negativo en este aspecto. Esa migración permanente también ha revitalizado y aumentado la población del exilio. Los recién llegados van tomando el espacio de la primera generación de exiliados. Por razones muy entendibles estos nuevos cubanos no son tan militantes como los anteriores, pero también quieren la libertad de Cuba.
La influencia de las organizaciones de exiliados en los acontecimientos en Cuba no ha correspondido con el poder económico y el interés político de los exiliados. Se han enfrentado a una dictadura con recursos muy superiores al de sus organizaciones. Algo así como tirarle pedradas a un tanque de guerra. La mayoría de los grupos no han resistido la prueba del tiempo.
Algunos han contado con la ayuda de los Estados Unidos para sus actividades prodemocráticas, pero la mayoría no han tenido influencia importante en el pueblo cubano porque la ayuda ha sido con cuentagotas.
Muchos consideran que la unidad de los grupos exiliados es la clave del éxito en la lucha contra el castrismo, pero no tienen en cuenta la dificultad de la tarea. Entonces, como no hay unidad, no apoyan con recursos a los que en Cuba están arriesgando su vida y su libertad en la oposición.
Hay intereses creados que torpedean sin descanso la posibilidad de una unidad. Hay individuos que, si no se les reconoce un poder de convocatoria (que no tienen), rompen filas y adiós con la unidad. Cinco décadas sin poder alcanzar la unidad debieran habernos enseñado que tal vez otro sea el camino para lograr ser eficientes desde el exilio.
Es más práctico que los exiliados, en lugar de esperar por esa elusiva unidad, analicen cuidadosamente cuáles son las organizaciones que tienen en Cuba más credibilidad y seguidores, y la respalden.
En Cuba el régimen está desprestigiado y el descontento del pueblo cada vez es mayor. En estas circunstancias y las que se avecinan, los cubanos exiliados tienen una gran oportunidad para ayudar a decidir el presente y el futuro de Cuba.
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