lunes, 17 de marzo de 2025

LA AYUDA A CUENTA GOTAS: WASHINGTON PERMITIÓ QUE RUSIA SE REPUSIERA


Desde el inicio de la invasión en 2022, Rusia ha gastado aproximadamente 794.000 millones de dólares en su guerra contra Ucrania, mientras que Estados Unidos ha destinado un total de 182.990 millones de dólares en asistencia a Ucrania. De esta cantidad, solo 66.000 millones han sido para ayuda militar, mientras que 116.990 millones corresponden a apoyo económico y humanitario. Esto significa que el gasto bélico de Rusia es casi 12 veces mayor que la ayuda militar de EE.UU., lo que refuerza la idea de que Washington nunca entregó a Ucrania los recursos suficientes para lograr una victoria decisiva, sino únicamente el mínimo necesario para resistir.

Sin embargo, desde el inicio de esa invasión Estados Unidos ha promovido una narrativa de liderazgo en el apoyo a Ucrania. Sin embargo, al analizar fríamente los hechos, queda claro que la ayuda estadounidense fue entregada a cuenta gotas, con restricciones y retrasos que impidieron que Ucrania pudiera obtener una ventaja decisiva en el conflicto. Lejos de ser el aliado clave que Washington dice ser, su actitud permitió que Rusia, tras su fracaso inicial, se reorganizara, aumentara su producción militar y adaptara su estrategia para una guerra de desgaste.

La narrativa de Washington: Un apoyo inflado mediáticamente

Desde los primeros días de la guerra, la administración de Joe Biden se posicionó como el líder del apoyo occidental a Ucrania. A través de discursos grandilocuentes y anuncios de paquetes de ayuda millonarios, EE.UU. proyectó la imagen de ser el pilar de la resistencia ucraniana. Sin embargo, la realidad ha sido muy distinta.

La mayoría de las armas clave llegaron tarde y en cantidades limitadas. Por ejemplo:

Los HIMARS fueron enviados en número reducido y con restricciones sobre el uso de ciertos misiles.

Los tanques Abrams fueron prometidos en 2023, pero no llegaron al frente hasta 2024, cuando ya había pasado la oportunidad de una gran ofensiva ucraniana.

Los F-16, esenciales para equilibrar la superioridad aérea rusa, solo empezarán a operar en 2025, casi tres años después del inicio de la guerra.

Los misiles de largo alcance fueron limitados en cantidad y con la condición de no ser usados contra objetivos dentro de Rusia, restringiendo su efectividad.

Estados Unidos presentó cada uno de estos envíos como un "cambio de juego", pero en la práctica, nunca entregó suficientes armas ni permitió su uso sin condiciones. Ucrania siempre recibió lo justo para resistir, pero no para ganar.

La estrategia de "evitar la escalada": Un regalo para Rusia

Uno de los argumentos más repetidos por la administración Biden fue la necesidad de evitar una "escalada" con Rusia. Esta justificación llevó a un control estricto sobre la ayuda a Ucrania y a un suministro limitado de armamento avanzado. Paradójicamente, esta estrategia permitió a Rusia ganar tiempo.

Con los fracasos de la ofensiva inicial en Kiev y Járkov, el ejército ruso estaba debilitado y mal organizado. Si en 2022 Ucrania hubiera recibido el material adecuado en cantidad suficiente, podría haber obligado a Rusia a retirarse de más territorios ocupados. En lugar de eso, la guerra se extendió, permitiendo que Moscú:

Aumentara su producción de artillería y municiones.

Fortificara las líneas de defensa en los territorios ocupados.

Adaptara su estrategia de ataques masivos con drones y artillería para desgastar a Ucrania.

Reclutara cientos de miles de soldados adicionales y recibir apoyo de países como Irán y Corea del Norte.

Cada día de retraso en la ayuda a Ucrania se tradujo en una oportunidad para que Rusia se rearmara y consolidara su presencia en el frente.

La narrativa actual: "EE.UU. ya ha hecho demasiado"

Ahora, en 2025, la narrativa estadounidense ha cambiado. En lugar de hablar de liderazgo, Washington ha comenzado a proyectarse como una "víctima" de su propio apoyo a Ucrania. En el discurso político estadounidense, hay quienes sugieren que "EE.UU. ha gastado demasiado" en el conflicto, como si la guerra fuera una carga injusta para los contribuyentes y no una batalla clave para la estabilidad de Europa y la seguridad global.

Este cambio de narrativa ignora el hecho de que Estados Unidos nunca entregó lo suficiente para cambiar la guerra a favor de Ucrania. Además, intenta presentar a Ucrania como un país "demasiado dependiente" de la ayuda estadounidense, cuando en realidad esa dependencia fue creada por las restricciones impuestas desde Washington.

Mientras tanto, Europa ha asumido un rol más activo, con compromisos claros de apoyo militar y producción de armamento a largo plazo. A diferencia de EE.UU., que politizó la ayuda y la entregó a cuenta gotas, países como Alemania, Francia, el Reino Unido y los estados escandinavos han entendido que el destino de Ucrania está ligado a la estabilidad del continente europeo.

Conclusión: Una ayuda insuficiente con consecuencias graves

Estados Unidos podría haber permitido a Ucrania obtener una ventaja decisiva en 2022-2023, pero eligió una estrategia de contención en lugar de una victoria rápida. Esto le dio a Rusia el tiempo necesario para reabastecerse, fortalecer su industria militar y prolongar el conflicto hasta hoy.

La lección es clara: Ucrania no puede depender de EE.UU. y debe asegurar su futuro con el apoyo de Europa y el fortalecimiento de su propia industria de defensa. Ahora, la pregunta es si los líderes europeos aprenderán de los errores de Washington y proporcionarán a Ucrania los medios para ganar, en lugar de solo resistir.

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Marzo 17 de 2025

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