UCRANIA RESISTE Y SOLDADOS ALEMANES HACIA LITUANIA

 


Por Huber Matos Araluce

Según el análisis del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) de Mayo 19 pasado, sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia, a medida que la guerra entra en su cuarto año, muestra una realidad dura pero conocida: el frente se mantiene en gran parte estático, pero la presión, especialmente por parte de Rusia, no deja de aumentar.  La paradoja rusa es clara, Ucrania ha podido detenerlos sin contar con el armamento que necesita para triunfar, sin embargo con el anuncio de hoy sobre el levantamiento del alcance de las armas que Occidente entrega a Ucrania, la situacion de Rusia se puede volverse muy vulnerable.  

 Avances tácticos, estancamiento estratégico

Las fuerzas rusas concentran su ofensiva en el eje oriental, con actividad sostenida cerca de Chasiv Yar, Avdiivka y zonas de las provincias de Járkiv y Zaporiyia. Aunque están logrando avances incrementales, estos no constituyen una ruptura estratégica significativa. Las tropas ucranianas han logrado estabilizar varios sectores, lanzando contraataques localizados y reforzando líneas clave.

Sin embargo, el ISW advierte que la resistencia ucraniana se ve cada vez más presionada, sobre todo por la escasez de municiones y el uso intensivo por parte de Rusia de bombas planeadoras, drones y artillería de largo alcance.

Implicaciones estratégicas

Rusia aumenta el ritmo operacional, concentrando logística y tropas en sectores clave, lo que podría anticipar nuevas ofensivas. Ucrania, por su parte, sigue mostrando gran capacidad de adaptación, pero su defensa depende cada vez más del apoyo sostenido de Occidente.

Una nueva ayuda de 90 millones de euros procedente de la Unión Europea y Finlandia, financiada con intereses generados por activos rusos congelados, es bienvenida pero insuficiente para modificar el equilibrio estratégico.

El ISW señala que sin una ayuda oportuna, constante y diversificada, Ucrania podría verse obligada a ceder la iniciativa a Rusia en el campo de batalla.

Europa responde: Alemania despliega tropas en Lituania

En este contexto, Alemania ha anunciado un aumento importante de sus tropas en Lituania, una medida que va mucho más allá de lo simbólico. Este despliegue:

    Refuerza el flanco oriental de la OTAN, especialmente cerca del enclave ruso de Kaliningrado;

    Representa un giro doctrinal en la política de defensa alemana, marcando un papel más activo y permanente en la seguridad regional;

    Envía un mensaje claro de disuasión a Rusia: la OTAN está preparada y presente, no solo prometiendo defensa futura, sino asegurando capacidad inmediata.

Este paso también refleja una creciente asunción de liderazgo por parte de Berlín ante la posibilidad de que Estados Unidos reduzca su implicación tras las elecciones legislativas de medio término en 2026.

Lo que está en juego

El informe subraya que ninguno de los dos bandos tiene una ventaja decisiva. La guerra ha entrado en una fase en la que la resistencia sostenida es más importante que el movimiento territorial. Para Ucrania, esa resistencia depende no solo de la capacidad militar, sino también del respaldo político y financiero de sus aliados.

Ese respaldo, señala el ISW, sigue siendo vulnerable a los cambios políticos en Occidente, especialmente con las elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos en 2026.

Rusia lo sabe: su estrategia no es solo militar, también es política. Busca desgastar a Ucrania en el campo y debilitar su apoyo externo desde dentro.

Epílogo: La paradoja rusa

Resulta revelador que, tras más de tres años de guerra, Rusia aún no haya conseguido una ventaja clara en el campo de batalla, a pesar de su poderío militar y de la limitación constante del armamento que Ucrania ha enfrentado desde el primer día.

Esto se explica por una combinación de factores:

    La subestimación inicial de Ucrania por parte del Kremlin;

    Los fallos doctrinales, logísticos y estructurales del ejército ruso;

    La resistencia popular y militar ucraniana, notablemente adaptativa;

    Y un apoyo occidental que, aunque tardío y fragmentado, ha sido suficiente para evitar el colapso.

Si Ucrania hubiera contado desde el inicio con aviación moderna, sistemas de largo alcance y cobertura antiaérea suficiente, probablemente la guerra habría durado menos y con resultados muy diferentes.

La realidad es que Rusia no gana, pero insiste. Y Ucrania no cede, pero depende. En ese frágil equilibrio se juega no solo el destino de Kiev, sino la credibilidad de todo Occidente.  Un apoyo a Ucrania de parte de los países cercanos puede empezar a quebrar el balance a su favor, ya que Rusia parece estar haciendo todo lo que puede sin ganar ventaja. El anuncio el día de hoy, 26 de mayo, de que las armas que ha recibido Ucrania de Occidente, incluyendo de los Estados Unidos, no tendrán restricciónes de alcance, representa una ventaja considerable a favor de Ucrania y ese equilibrio estratégico presente hasta el momento puede dejarse de serlo a favor de Ucrania.

San José, Costa Rica

Mayo 26 de 2025

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PUTIN ES EL BRAZO ARMADO DE PEKIN EN EUROPA


 Por Huber Matos Araluce

 

Rusia libra la guerra, pero es China quien la sostiene. En Ucrania, Estados Unidos enfrenta al brazo armado de Pekín en Europa.

Rusia no es una superpotencia: China sí

Para entender el verdadero equilibrio de poder detrás de la guerra en Ucrania, basta con comparar dos cifras:

    PIB de China (2025): más de 18 billones de dólares.

    PIB de Rusia (2025): apenas 2,5 billones de dólares.

China es la segunda economía del mundo, una potencia tecnológica e industrial capaz de producir desde microchips hasta misiles hipersónicos. Lidera sectores como inteligencia artificial, infraestructura global, energía verde y telecomunicaciones.

Rusia, en contraste, es un exportador de materias primas con una economía dependiente del petróleo y el gas. Su aparato industrial no es competitivo sin componentes extranjeros, y su sistema financiero está aislado por sanciones internacionales.

Esta diferencia no solo revela una asimetría profunda, sino una dependencia estratégica: Rusia no puede sostener su guerra sin el respaldo económico y tecnológico de China.

Rusia depende de China para seguir en guerra

Desde 2022, Pekín ha ofrecido a Moscú todo lo necesario para sobrevivir al aislamiento occidental:

    Componentes tecnológicos y herramientas industriales.

    Chips, drones, sistemas electrónicos de uso dual.

    Pagos internacionales en yuanes para eludir el dólar.

    Compra de energía rusa con descuentos, garantizando liquidez.

Sin China, Rusia no podría producir armamento moderno, pagar salarios, ni sostener la logística de una guerra prolongada.

 Rusia como proxy militar de China

Occidente comete un grave error si interpreta la guerra como un conflicto regional entre Rusia y Ucrania.

    Rusia está luchando como el brazo armado de China en Europa.

Pekín ha convertido el frente ucraniano en una guerra indirecta contra Estados Unidos y la OTAN, sin movilizar tropas ni romper formalmente con el orden global.

China obtiene múltiples beneficios:

    Desgasta a las democracias occidentales sin exponerse.

    Desvía recursos militares de EE.UU. que podrían usarse en Asia.

    Refuerza su posición como actor “neutral” ante el sur global, mientras avanza silenciosamente en su agenda geoestratégica.

Putin se presenta como el líder del conflicto, pero actúa como un ejecutor estratégico dentro de un tablero diseñado en Pekín.

 El error de Putin y el eco mediático occidental

Desde el comienzo de la invasión, Putin ha apostado por una guerra larga, convencido de que Europa se fracturará y Estados Unidos priorizará otros escenarios. Y muchos medios occidentales han replicado esta narrativa como si fuera inevitable, describiéndolo como un maestro del ajedrez geopolítico que simplemente está esperando que el tiempo haga su trabajo.

    Pero esa narrativa es falsa. Y repetirla es caer en la trampa del Kremlin.

En realidad, la guerra ha provocado una respuesta contraria a la esperada:

    Europa ha cerrado filas en defensa de Ucrania.

    Alemania, Polonia, Finlandia y los países bálticos se rearman y coordinan.

    La OTAN se ha ampliado.

    La UE está construyendo una industria militar autónoma y sostenible.

    Putin no está ganando tiempo. Está perdiendo terreno y empujando a Europa hacia una confrontación para la cual ahora sí se está preparando.

Europa no se está debilitando, se está preparando

Putin creyó que Europa se agotaría. Pero en 2025, los hechos dicen lo contrario:

    La guerra ya no se percibe como ajena, sino como existencial.

    Las democracias europeas están aumentando su gasto en defensa a niveles no vistos en décadas.

    Macron, Scholz y otros líderes ya no descartan enviar tropas si Ucrania colapsa.

    La narrativa ha cambiado: defender Ucrania es defender Europa.

    Europa no se rinde. Europa se blinda.

Si Trump quiere paz, debe hablar con Pekín

Si Donald Trump —o cualquier futuro presidente estadounidense— quiere lograr la paz, debe aceptar una verdad geopolítica:

    La paz no depende de Moscú. Depende de Pekín.

    Solo China puede cortar el flujo de tecnología, componentes y fondos.

    Solo China puede forzar un cambio de cálculo en el Kremlin.

    Solo China tiene el poder para convertir el desgaste en negociación.

Negociar con Putin es hablar con el operador.

Negociar con China es hablar con el arquitecto del equilibrio actual.

Reflexión final

    En Ucrania, Rusia es el martillo. Pero la mano que lo empuña es China.

    Si el mundo libre quiere detener esta guerra, debe dejar de hablar con el arma...

    y empezar a confrontar al estratega que la sostiene desde las sombras.

 

San José, Costa Rica, 22 de mayo de 2025

 

 

🇬🇧 PUTIN IS BEIJING’S ARMED EXTENSION IN EUROPE

By Huber Matos Araluce

Russia is waging the war, but it is China that sustains it. In Ukraine, the United States is facing Beijing’s armed extension in Europe.


Russia is not a superpower—China is

To understand the real balance of power behind the war in Ukraine, just compare two numbers:

  • China’s GDP (2025): over $18 trillion.

  • Russia’s GDP (2025): barely $2.5 trillion.

China is the world’s second-largest economy—a technological and industrial power capable of producing everything from microchips to hypersonic missiles. It leads in artificial intelligence, global infrastructure, green energy, and telecommunications.

Russia, by contrast, is a raw material exporter with an economy dependent on oil and gas. Its industrial system cannot compete without foreign components, and its financial sector is isolated by international sanctions.

This disparity reveals not only a deep asymmetry but a strategic dependency: Russia cannot sustain its war without China’s economic and technological support.


Russia depends on China to continue the war

Since 2022, Beijing has provided Moscow with everything it needs to survive Western isolation:

  • Technological components and industrial tools.

  • Chips, drones, and dual-use electronic systems.

  • International payments in yuan to bypass the dollar.

  • Discounted energy purchases, ensuring liquidity.

Without China, Russia would be unable to produce modern weaponry, pay salaries, or support the logistics of a prolonged war.


Russia as China’s military proxy

The West makes a grave mistake by interpreting the war as a regional conflict between Russia and Ukraine.

Russia is fighting as China’s armed extension in Europe.

Beijing has turned the Ukrainian front into an indirect war against the United States and NATO, without deploying troops or officially breaking with the global order.

China gains multiple advantages:

  • It weakens Western democracies without direct exposure.

  • It diverts U.S. military resources that could be used in Asia.

  • It reinforces its image as a “neutral” actor before the Global South, while quietly advancing its geopolitical agenda.

Putin presents himself as the leader of the conflict, but he acts as a strategic executor on a chessboard designed in Beijing.


Putin’s mistake and the Western media echo chamber

Since the start of the invasion, Putin has bet on a long war, convinced that Europe will fracture and the United States will shift its focus elsewhere. And many Western media outlets have echoed this narrative as if it were inevitable, portraying him as a geopolitical chess master merely waiting for time to do the work.

But that narrative is false. And repeating it is falling into the Kremlin’s trap.

In reality, the war has triggered the opposite response:

  • Europe has closed ranks in defense of Ukraine.

  • Germany, Poland, Finland, and the Baltic states are rearming and coordinating.

  • NATO has expanded.

  • The EU is building an autonomous and sustainable defense industry.

Putin is not buying time. He’s losing ground—while pushing Europe toward a confrontation for which it is now preparing.


Europe is not weakening—it is preparing

Putin believed Europe would wear out. But by 2025, reality says otherwise:

  • The war is no longer seen as distant—it is existential.

  • European democracies are increasing defense budgets to levels not seen in decades.

  • Macron, Scholz, and other leaders no longer rule out sending troops if Ukraine collapses.

  • The narrative has changed: defending Ukraine is defending Europe.

Europe is not backing down. Europe is fortifying itself.


If Trump wants peace, he must talk to Beijing

If Donald Trump—or any future U.S. president—wants to bring peace, they must accept a geopolitical truth:

Peace does not depend on Moscow. It depends on Beijing.

  • Only China can cut the flow of technology, components, and funds.

  • Only China can force a change in the Kremlin’s calculation.

  • Only China has the power to turn attrition into negotiation.

Negotiating with Putin means talking to the operator.
Negotiating with China means talking to the architect of the current balance.


Final Thought

In Ukraine, Russia is the hammer. But China is the hand that wields it.

If the free world wants to end this war, it must stop talking to the weapon...
and start confronting the strategist that holds it from the shadows.


San José, Costa Rica — May 22, 2025


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EUROPA ¿MÁS APOYO AL CASTRISMO O MÁS RESPALDO A LA CAUSA DEMOCRÁTICA?


 Una Europa rearmada, pero aún dividida en su brújula moral. Aunque el rearme europeo busca responder a amenazas como Rusia o la retirada de Estados Unidos bajo Trump, la Unión Europea no tiene aún una política coherente ni firme hacia América Latina, y mucho menos hacia regímenes como el castrista. La política hacia La Habana sigue dividida entre: países pragmáticos o tolerantes (como España, Irlanda, Bélgica, incluso Alemania bajo Scholz), que priorizan estabilidad y “no intervención”; y países más firmes y críticos (como Polonia, Lituania, República Checa o Eslovenia), que ven al castrismo como una extensión de la influencia autoritaria rusa y china.

Con el liderazgo de Friedrich Merz, Alemania podría abandonar su ambigüedad anterior, especialmente si se consolida un eje estratégico con los países bálticos, Polonia y Suecia, todos profundamente anticomunistas y solidarios con movimientos democráticos. Esto podría abrir espacio para una posición más crítica hacia el castrismo desde el Parlamento Europeo, el Consejo y los organismos de ayuda exterior.

Rechazo al castrismo si Europa asume la defensa de los valores democráticos

Si la nueva Europa militarizada realmente se define como una potencia democrática que defiende el orden liberal frente al autoritarismo ruso, chino e islámico, entonces la dictadura cubana quedará claramente del lado equivocado de la historia:

    La dictadura en Cuba es aliada de Rusia, ha defendido a Putin en Naciones Unidas y repite su narrativa sobre Ucrania.

    Esa dictadura apoya activamente a Venezuela, Irán y China, y es parte de foros como el Grupo de Puebla, que son rechazados por los sectores más firmes de Europa Oriental: Polonia, Lituania, Estonia, Letonia o República Checa.

    La represión interna, los presos políticos y la complicidad del castrismo con redes de desinformación digital son conocidos y documentados por medios europeos.

En ese marco, un liderazgo firme de Alemania, apoyado por países que ven en el castrismo un residuo del modelo soviético, podría generar:

    Condiciones más estrictas para el diálogo político UE-Cuba.

    Reducción de apoyo financiero o cultural directo e indirecto.

    Mayor visibilidad para los movimientos opositores y plataformas cívicas cubanas en foros europeos.

    Mayor respaldo diplomático a una transición democrática, especialmente si América Latina permanece dividida o silente.

3. El riesgo: que Europa vea a Cuba como un asunto marginal

El mayor peligro para la causa cubana no es que Europa respalde activamente al castrismo —eso ya lo hacen actores como China, Rusia o incluso México—, sino que Europa se desentienda:

    Que vea a Cuba como un tema menor frente a Ucrania, el Sahel, Medio Oriente o Asia.

    Que mantenga una diplomacia técnica, centrada en migración o comercio, sin presionar por derechos humanos.

    Que los grandes países (Alemania, Francia, Italia) deleguen la agenda cubana en España, donde aún hay una red política y mediática que relativiza la naturaleza dictatorial del régimen.

Por eso, el papel de los cubanos libres, dentro y fuera de la isla, será clave: deben presentarse ante Europa no solo como víctimas del castrismo, sino como aliados naturales de la Europa democrática frente a las autocracias del siglo XXI.

Conclusión: sí hay esperanza, pero no sin estrategia

La nueva Europa que emerge —más firme, más estratégica, más atenta al lenguaje de la fuerza— puede ser una aliada real del pueblo cubano, si este se muestra como parte de la causa democrática global. No basta con esperar solidaridad: hay que provocar que Cuba deje de ser vista como una “peculiaridad caribeña” y sea entendida como una pieza geopolítica clave entre Rusia, China y Occidente.

La batalla contra el castrismo puede ganar eco si se articula con inteligencia en el nuevo mapa de poder que se está reconfigurando en Europa.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Mayo 13 de 2025

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EL DESFILE DE MOSCÚ FUE UN GRITO DE GUERRA CONTRA TRUMP

 


El desfile militar del 9 de mayo en Moscú no fue solo una ceremonia conmemorativa del triunfo de la participación soviética contra el nazismo. Fue una puesta en escena cuidadosamente diseñada para enviar un mensaje al mundo: Rusia, China y Corea del Norte han formado una coalición de combatientes—un frente militar y político activo que busca reescribir la narrativa sobre la guerra en Ucrania y desafiar el orden mundial liderado por Occidente.

Este año, el desfile no solo mostró tanques y veteranos. El presidente chino Xi Jinping estuvo junto a Vladimir Putin, rodeado de generales norcoreanos, en una imagen cuidadosamente orquestada. Soldados chinos marcharon en la Plaza Roja, mientras oficiales norcoreanos fueron saludados como aliados de guerra. Esta no es una coalición diplomática; es una alianza militar en operaciones, desplegada en territorio europeo, y orgullosa de ello.

Historia reescrita para justificar una nueva guerra

Putin ha insistido en presentar la invasión de Ucrania como una cruzada contra el “nazismo”. Ahora, al tener a Xi y Kim legitimando públicamente esa retórica, convierte lo que antes era propaganda rusa en un discurso regional compartido.

Mientras miles de norcoreanos combaten en el campo de batalla—con casi 5,000 muertos o heridos, según Corea del Sur—, sus imágenes entrenando, cantando himnos soviéticos y recibiendo medallas se difunden como símbolos de hermandad. La propaganda rusa los presenta como “hermanos de guerra”, valientes y disciplinados.

Pero detrás de las cámaras, reportes interceptados revelan otra realidad: soldados rusos burlándose de ellos, confusión en el frente y uso de carne de cañón para fines propagandísticos. La narrativa importa más que la verdad.

Un mensaje directo a Trump

Este desfile no fue solo un gesto simbólico. Fue una advertencia al mundo occidental—y específicamente a Donald Trump, quien ha regresado al poder con promesas de resolver la guerra en Ucrania mediante negociación rápida.

Putin, Xi y Kim respondieron con hechos:

    “Estamos peleando juntos. No te tememos. No respetamos tus líneas rojas.”

Su presencia conjunta en Moscú demuestra que ya no ven a Trump como un factor impredecible o intimidante. Al contrario, lo desafían. Es una señal de que la Coalición de Combatientes no espera ni negocia—actúa.

Más que guerra: una alianza funcional

Esta coalición no se limita al campo de batalla. Incluye acuerdos de intercambio tecnológico, exportación de municiones, uso de mano de obra norcoreana para suplir déficit ruso y alianzas diplomáticas en Naciones Unidas. Es un sistema en formación, pragmático y autoritario.

China gana influencia, Corea del Norte recibe reconocimiento y armas, y Rusia sobrevive gracias a municiones norcoreanas y respaldo económico y político chino. El desfile selló ese pacto con gestos públicos y abrazos estratégicos.

Conclusión: un eje armado que desafía el orden global

Lo que vimos el 9 de mayo no fue solo un desfile: fue la consagración de una Coalición de Combatientes decidida a continuar desafiando a Occidente, a sostener la guerra en Ucrania, y a formar un nuevo eje de poder. Lo hacen no solo con tanques y soldados, sino con propaganda, diplomacia y comercio militar.

Estados Unidos y Europa deben decidir si interpretan correctamente esta señal. Porque esta vez, el enemigo no es retórico ni potencial. Ya está en combate.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Mayo 10 de 2025

 

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SIGLOS DE RESISTENCIA FRENTE AL IMPERIALISMO RUSO

 


Durante siglos, Ucrania ha luchado por su identidad, su libertad y su derecho a existir como nación soberana. Mucho antes de que los zares impusieran su dominio, el pueblo ucraniano ya defendía su lengua, su cultura y su autonomía frente a un vecino que, una y otra vez, ha intentado borrar su existencia. Desde la absorción progresiva de sus territorios por parte del Imperio ruso en los siglos XVII y XVIII, hasta la represión sistemática ejercida por la Unión Soviética y la agresión militar contemporánea de Vladímir Putin, la historia de Ucrania es la historia de una resistencia obstinada y valiente.

El compromiso traicionado: el Memorándum de Budapest (1994)

En 1994, con la disolución de la URSS aún reciente, Ucrania heredó el tercer mayor arsenal nuclear del planeta. En lugar de mantenerlo como garantía de seguridad, eligió el camino de la paz. Firmó el Memorándum de Budapest, mediante el cual entrego su armamento nuclear a cambio de que Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido se comprometieron solemnemente a:

"Respetar la soberanía, independencia y fronteras existentes de Ucrania…Abstenerse del uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de Ucrania"

Ucrania cumplió. Rusia, no. En 2014, el Kremlin anexó Crimea y fomentó una guerra en el Donbás. En 2022, lanzó una invasión a gran escala que arrasó ciudades, masacró civiles y convirtió el centro de Europa en un campo de ruinas y dolor. Con ello, destruyó también la credibilidad de los tratados internacionales y traicionó el principio básico de soberanía sobre el que se sostiene la paz global.

Víctimas ucranianas del imperialismo ruso y soviético (1917–2025)

A lo largo del último siglo, las distintas formas del poder ruso —zarista, soviético o putinista— han ejercido sobre Ucrania una violencia sistemática. Lo que cambia son los métodos. Lo que no cambia es el objetivo: someterla.

Bajo Lenin y Stalin:

Aplastamiento del movimiento independentista ucraniano (1920–1922).

Holodomor (1932–1933): un genocidio por hambre provocado deliberadamente que costó la vida de entre 3.5 y 5 millones de ucranianos.

Imposición forzada del idioma ruso, represión cultural, desapariciones y ejecución de miles de intelectuales, campesinos y religiosos.

Bajo Putin (2014–2025):

Anexión ilegal de Crimea (2014), seguida por la represión de tártaros y ciudadanos ucranianos. Guerra en el Donbás: más de 14,000 muertos antes de 2022. 

Invasión total (2022–2025):

Más de 12,654 civiles muertos, incluidos 673 niños. 29,392 civiles heridos.

Al menos 31,000 soldados ucranianos muertos. Hasta 370,000 soldados heridos.  Cerca de 20,000 niños secuestrados y trasladados a Rusia, muchos entregados en adopción ilegal.

Crímenes de guerra documentados:

Masacres en Bucha, Irpin, Mariúpol, Jersón. Violaciones sistemáticas, incluso contra menores.  Bombardeos intencionados sobre hospitales, escuelas, centrales eléctricas y edificios civiles.

Día de la Victoria y la memoria incompleta

Cada 9 de mayo, el Kremlin celebra con grandilocuencia el "Día de la Victoria" sobre la Alemania nazi, exaltando el sacrificio del pueblo soviético. Sin embargo, ante esa conmemoración, no se puede ignorar los crímenes cometidos por el mismo Estado que hoy se proclama libertador.

No hay victoria real cuando se manipula la memoria del pasado para encubrir las agresiones del presente. No hay honor en celebrar la derrota del fascismo mientras se practica el imperialismo contra un pueblo hermano.

Ucrania no provocó esta guerra. No invadió, no amenazó, no violó ningún acuerdo. Por el contrario: renunció voluntariamente a su poder nuclear en nombre de la paz, y fue traicionada. Rusia no sólo ha violado las fronteras de un Estado soberano: ha violado la dignidad de todo un pueblo. Su agresión no es justicia histórica. Es imperialismo crudo y despiadado. Y el mundo tiene el deber moral de reconocerlo, condenarlo y actuar.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Mayo 9 de 2025

Con estos comentarios rindo un humilde homenaje a todas las víctimas del imperialismo ruso y a la lucha incansable del pueblo ucraniano por existir, resistir y prevalecer.

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UCRANIA ATACA EL CORAZÓN DE RUSIA

 

La alianza estratégica con EE.UU. toma forma con ataques que desafían al Kremlin en su día más simbólico

El acuerdo firmado el pasado 30 de abril entre Estados Unidos y Ucrania para la explotación conjunta de tierras raras, recursos energéticos y metales estratégicos ha marcado un punto de inflexión en el curso de la guerra y en la política exterior de la administración Trump. Lo que se presentó inicialmente como un acuerdo económico ha funcionado como el acto fundacional de una alianza geopolítica más profunda. Ya no se trata de una Ucrania sostenida únicamente por la entrega de armas, sino de una nación integrada estructuralmente en la arquitectura económica y diplomática de Estados Unidos. Tampoco es ya una Casa Blanca distante: Washington participa activamente en el diseño del futuro ucraniano con inversiones, condiciones y presencia institucional.


El Acuerdo que Reconfigura el Conflicto

Firmado el 30 de abril, el acuerdo otorga a Estados Unidos acceso preferente a minerales estratégicos ucranianos —como tierras raras, grafito, aluminio, petróleo y gas— y establece un fondo conjunto de reconstrucción. Pero más allá de lo económico, formaliza un vínculo político de largo plazo, colocando a Ucrania como socio privilegiado de Washington en la región.

📚 Sobre este tema, ver también: TRUMP Y EL SECRETO DE LAS TIERRAS RARAS DE UCRANIA


Las señales políticas: Bessent y Vance

El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró:

“Este acuerdo demuestra el compromiso del gobierno de Trump con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera. Ningún estado ni persona que haya financiado la maquinaria bélica rusa podrá beneficiarse de la reconstrucción de Ucrania.”

El vicepresidente J.D. Vance añadió:

“La guerra no terminará pronto. Las exigencias de Rusia son excesivas. Ambas partes conocen las condiciones de la paz, pero sólo una está recibiendo respaldo estructural para sostener su soberanía.”

Estas declaraciones revelan una nueva doctrina: presión indirecta, integración económica y redefinición de alianzas geoestratégicas.


La respuesta rusa: drones, misiles y propaganda

Moscú reaccionó con dureza. En los días siguientes al acuerdo, lanzó una ola de ataques masivos con drones Shahed, misiles balísticos y bombas aéreas sobre Kiev, Járkov y Jersón. El 7 de mayo, en vísperas del Día de la Victoria, Rusia bombardeó Kiev durante ocho horas, dejando al menos dos muertos.

En paralelo, el Kremlin anunció un alto el fuego unilateral de tres días, que comenzaría el 8 de mayo, previo al desfile del 9. Sin embargo, Ucrania rechazó la oferta como una “puesta en escena”, reiterando su exigencia de una tregua real de al menos 30 días, respaldada por Estados Unidos y Europa.


Sabotaje sobre Moscú: Ucrania desata el caos aéreo

La contraofensiva ucraniana ha dado un golpe demoledor al simbolismo del régimen. En menos de 24 horas, más de 524 drones ucranianos fueron detectados o interceptados sobre territorio ruso, según el Ministerio de Defensa ruso, en lo que sería el ataque aéreo más grande registrado hasta la fecha.

El resultado:

  • 60,000 pasajeros varados en Moscú, San Petersburgo, Sochi, Kazán y otras ciudades.

  • 350 vuelos afectados, incluyendo 110 cancelaciones solo en la capital.

  • 19 drones abatidos sobre Moscú, obligando al cierre temporal de Vnukovo, Sheremétievo y Domodédovo.

  • Caos en pistas: imágenes muestran aviones bloqueados y pasajeros retenidos por horas en Pulkovo (San Petersburgo).

Entre los afectados: el presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, cuya aeronave debió aterrizar de emergencia en Bakú, y el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, quien denunció restricciones de sobrevuelo por parte de Estonia. La atmósfera diplomática se tensó aún más con la llegada del presidente chino Xi Jinping, quien encabeza la mayor delegación extranjera con 102 soldados para el desfile.


La narrativa de Moscú en entredicho

Mientras las tropas rusas ensayaban en la Plaza Roja para conmemorar el 80.º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, la capital rusa vivía una humillación sin precedentes: su espacio aéreo colapsado, sus aeropuertos cerrados, y su supuesta supremacía militar cuestionada.

Desde Kiev, el presidente Zelensky advirtió que Ucrania “no puede garantizar la seguridad de nadie que viaje a Moscú” y denunció que Rusia planea “provocaciones” durante el desfile para culpar a Ucrania.


Conclusión: una guerra en mutación

Las piezas encajan:

  • Un acuerdo económico-militar entre Washington y Kiev.

  • Declaraciones coordinadas de altos funcionarios estadounidenses.

  • Represalias rusas intensificadas.

  • Y una contraofensiva ucraniana que desestabiliza el corazón logístico y simbólico del Kremlin.

Lo que parecía solo una guerra de resistencia se transforma. Ucrania, respaldada por la diplomacia, tecnología y recursos estadounidenses, ahora ataca con precisión quirúrgica los nervios del poder ruso. La pregunta ya no es si sobrevivirá, sino cuánto poder podrá proyectar.

Desde el 30 de abril, la guerra ha entrado en otra etapa: más ambiciosa, más estratégica, y cada vez más global.

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Mayo 7 de 2025

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