SIGLOS DE RESISTENCIA FRENTE AL IMPERIALISMO RUSO
Durante siglos, Ucrania ha luchado por su identidad, su libertad y su derecho a existir como nación soberana. Mucho antes de que los zares impusieran su dominio, el pueblo ucraniano ya defendía su lengua, su cultura y su autonomía frente a un vecino que, una y otra vez, ha intentado borrar su existencia. Desde la absorción progresiva de sus territorios por parte del Imperio ruso en los siglos XVII y XVIII, hasta la represión sistemática ejercida por la Unión Soviética y la agresión militar contemporánea de Vladímir Putin, la historia de Ucrania es la historia de una resistencia obstinada y valiente.
El compromiso traicionado: el Memorándum de Budapest (1994)
En 1994, con la disolución de la URSS aún reciente, Ucrania heredó el tercer mayor arsenal nuclear del planeta. En lugar de mantenerlo como garantía de seguridad, eligió el camino de la paz. Firmó el Memorándum de Budapest, mediante el cual entrego su armamento nuclear a cambio de que Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido se comprometieron solemnemente a:
"Respetar la soberanía, independencia y fronteras existentes de Ucrania…Abstenerse del uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de Ucrania"
Ucrania cumplió. Rusia, no. En 2014, el Kremlin anexó Crimea y fomentó una guerra en el Donbás. En 2022, lanzó una invasión a gran escala que arrasó ciudades, masacró civiles y convirtió el centro de Europa en un campo de ruinas y dolor. Con ello, destruyó también la credibilidad de los tratados internacionales y traicionó el principio básico de soberanía sobre el que se sostiene la paz global.
Víctimas ucranianas del imperialismo ruso y soviético (1917–2025)
A lo largo del último siglo, las distintas formas del poder ruso —zarista, soviético o putinista— han ejercido sobre Ucrania una violencia sistemática. Lo que cambia son los métodos. Lo que no cambia es el objetivo: someterla.
Bajo Lenin y Stalin:
Aplastamiento del movimiento independentista ucraniano (1920–1922).
Holodomor (1932–1933): un genocidio por hambre provocado deliberadamente que costó la vida de entre 3.5 y 5 millones de ucranianos.
Imposición forzada del idioma ruso, represión cultural, desapariciones y ejecución de miles de intelectuales, campesinos y religiosos.
Bajo Putin (2014–2025):
Anexión ilegal de Crimea (2014), seguida por la represión de tártaros y ciudadanos ucranianos. Guerra en el Donbás: más de 14,000 muertos antes de 2022.
Invasión total (2022–2025):
Más de 12,654 civiles muertos, incluidos 673 niños. 29,392 civiles heridos.
Al menos 31,000 soldados ucranianos muertos. Hasta 370,000 soldados heridos. Cerca de 20,000 niños secuestrados y trasladados a Rusia, muchos entregados en adopción ilegal.
Crímenes de guerra documentados:
Masacres en Bucha, Irpin, Mariúpol, Jersón. Violaciones sistemáticas, incluso contra menores. Bombardeos intencionados sobre hospitales, escuelas, centrales eléctricas y edificios civiles.
Día de la Victoria y la memoria incompleta
Cada 9 de mayo, el Kremlin celebra con grandilocuencia el "Día de la Victoria" sobre la Alemania nazi, exaltando el sacrificio del pueblo soviético. Sin embargo, ante esa conmemoración, no se puede ignorar los crímenes cometidos por el mismo Estado que hoy se proclama libertador.
No hay victoria real cuando se manipula la memoria del pasado para encubrir las agresiones del presente. No hay honor en celebrar la derrota del fascismo mientras se practica el imperialismo contra un pueblo hermano.
Ucrania no provocó esta guerra. No invadió, no amenazó, no violó ningún acuerdo. Por el contrario: renunció voluntariamente a su poder nuclear en nombre de la paz, y fue traicionada. Rusia no sólo ha violado las fronteras de un Estado soberano: ha violado la dignidad de todo un pueblo. Su agresión no es justicia histórica. Es imperialismo crudo y despiadado. Y el mundo tiene el deber moral de reconocerlo, condenarlo y actuar.
Huber Matos Araluce
San José, Costa Rica
Mayo 9 de 2025
Con estos comentarios rindo un humilde homenaje a todas las víctimas del imperialismo ruso y a la lucha incansable del pueblo ucraniano por existir, resistir y prevalecer.
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