jueves, 1 de mayo de 2025

TRUMP Y EL SECRETO DE LAS TIERRAS RARAS DE UCRANIA


 

La firma en el día de hoy del histórico contrato entre Estados Unidos y Ucrania para la explotación conjunta de minerales estratégicos en territorio ucraniano marca un punto de inflexión no solo económico, sino también político y geoestratégico. Lo que muchos en Washington y Moscú han interpretado como una maniobra técnica, es en realidad una jugada calculada de alto alcance. Hoy, casi simultanemente se autorizó una venta de armas a Ucrania por 50 millone de dolares. Esta autorización marca la primera transferencia de equipo militar estadounidense a Ucrania desde que Trump asumió el cargo

Una jugada interna: tranquilizar a la base trumpista

Trump necesitaba ofrecer a su base más nacionalista e impaciente una justificación tangible del continuo apoyo estadounidense a Ucrania. La narrativa de "America First" no encaja fácilmente con el envío de miles de millones de dólares a una guerra lejana. Por eso, la Casa Blanca ha presentado este acuerdo como un negocio redondo para el futuro: acceso exclusivo a tierras raras, litio, uranio y titanio, sin comprometerse militarmente más allá de lo ya hecho. Aunque los beneficios económicos solo se verán dentro de una o dos décadas, el mensaje político es inmediato: "Esto no es ayuda, es inversión".

Una advertencia a Rusia: EE.UU. ya está adentro

El contrato tiene además una dimensión geoestratégica contundente. Al formalizar este acuerdo, Estados Unidos declara ante el Kremlin que ya no solo respalda a Ucrania por razones morales o democráticas, sino que tiene intereses económicos estructurales dentro del territorio ucraniano.

Es un mensaje no solo para Putin, sino para los círculos de poder rusos: cualquier intento de destruir a Ucrania afectará directamente intereses estadounidenses de largo plazo. En otras palabras, la seguridad de Ucrania se ha convertido en una cuestión de seguridad nacional para Estados Unidos.

Alineamiento con la estrategia europea

El acuerdo también sirve como gesto de convergencia con la postura firme de los principales aliados europeos. Francia, Alemania, Reino Unido, los países bálticos y las naciones nórdicas —con especial protagonismo de Finlandia y Polonia— han insistido en que no habrá paz duradera si implica conceder territorios ucranianos a Rusia.

Polonia, en particular, ha demostrado un compromiso sin precedentes: ha destinado el 4,12% de su PIB a defensa (el doble del mínimo de la OTAN), ha enviado más tanques que cualquier otro país aliado y ha fortalecido la cooperación para interceptar misiles rusos. Trump, aunque distanciado en retórica de la diplomacia tradicional europea, comprende que para mantener el liderazgo global estadounidense debe conservar la credibilidad en este frente.

Un compromiso a largo plazo (aunque Trump ya no esté)

Paradójicamente, el contrato establece que las ganancias se reinvertirán íntegramente en Ucrania durante al menos los primeros diez años. Es decir, Estados Unidos no verá beneficios inmediatos. La construcción de infraestructura, minas, rutas de exportación y cadenas de suministro requerirá tiempo y grandes inversiones iniciales.

Trump lo firmó, pero probablemente no estará en el poder cuando lleguen los dividendos. De hecho, será otra administración —posiblemente con visión distinta— la que coadministre los frutos de este acuerdo. Aun así, el pacto deja sembrado un compromiso profundo, casi irreversible, entre ambos países.

En palabras del Secretario del Tesoro de Estados Unidos, “este acuerdo es la mejor forma de asegurar que cada dólar invertido en la defensa de Ucrania regrese con interés estratégico, económico y moral”. La declaración busca cerrar el debate sobre el costo de la ayuda a Ucrania y transformarlo en un argumento económico de largo plazo.

Conclusión: la guerra por Ucrania es también una guerra por el siglo XXI

Este contrato cristaliza una nueva realidad: la guerra en Ucrania no solo define el equilibrio militar de Europa, sino también el control de los recursos críticos que definirán la economía tecnológica del futuro. Mientras Rusia apuesta a la destrucción, Ucrania —con respaldo occidental— apuesta a la reconstrucción inteligente.

Y Trump, en su estilo característico, ha convertido una decisión de seguridad global en una narrativa de oportunidad de negocio. Pero tras el velo comercial, se esconde el verdadero mensaje: Estados Unidos ha decidido quedarse en Ucrania, no solo con armas, sino con inversión, influencia y permanencia.

Además, la liberación de Ucrania representa un mensaje contundente para China: Occidente no se retira ante la agresión y está dispuesto a construir alianzas estratégicas duraderas en defensa de la soberanía. Por su diseño premeditado y su alcance geopolítico, el proyecto de apoyo a Ucrania a cambio de un negocio conjunto también obliga a Trump a mantener el rumbo aunque ante este jaque mate Putin tratará de hacer ofertas a Trump y entonces veremos.

 

Huber Matos Araluce

San José, Costa Rica

Mayo 1 de 2025

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Mensajes

ok

Follow me on Twitter

Error loading feed.

Archivo del Blog

Snap Shts

Get Free Shots from Snap.com