ESTA ES LA GUERRA DE XI CONTRA TRUMP
Por Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
En el artículo “XI JINPING DECIDIÓ QUE LA GUERRA EN UCRANIA CONTINÚA”, publicado el pasado 30 de septiembre, afirmé que en la guerra de Ucrania, Putin actúa como un proxi de China, del mismo modo que Hezbolá lo ha sido de Irán en su afán de destruir a Israel. En otras palabras, la invasión rusa no es un hecho aislado: forma parte de la estrategia de penetración china en Occidente para imponer su modelo autoritario en el planeta.
Suponer que Xi Jinping simplemente “ayuda” a Putin como un aliado equivale a desconocer la asimetría real entre ambos países. La economía china es 11 veces más grande que la de Rusia y es, además, la “fábrica del mundo”, responsable de más del 28–30 % de la producción manufacturera global. Lidera en sectores estratégicos como la electrónica, las telecomunicaciones, las energías renovables, los automóviles eléctricos y la maquinaria pesada.
Mientras China es líder mundial en solicitudes de patentes internacionales (PCT), con casi la mitad de todas las registradas a nivel global, Rusia ocupa posiciones marginales, con menos del 2 %. En innovación tecnológica, China supera a Rusia más de veinte veces. No es casual entonces recordar a Aristóteles, quien en el siglo IV a.C. afirmó en su tratado La Política: “quien tiene los recursos domina a quien los necesita.”
La evidencia se extiende más allá de Ucrania. El régimen de Kim Jong-un en Corea del Norte depende casi totalmente de China para sobrevivir: alimentos, energía, comercio y protección diplomática. Sin Pekín, difícilmente podría sostenerse en el poder. Así, Xi dispone de dos proxis simultáneos: Putin y Kim. Ambos actúan como brazos subordinados de su estrategia global.
Todo esto nos obliga a reconocer que esta no es la guerra de Biden, que ya no está en la presidencia, ni es la guerra que Trump “no quiere pelear para ganar”. Esta es la guerra de Xi, quien financia, alimenta y sostiene a sus proxis. Por tanto, la duración del conflicto depende de cuánto tiempo decida Pekín seguir invirtiendo recursos en esta ofensiva contra Occidente.
El 2 de septiembre de 2025, en Pekín, Vladímir Putin proclamó junto a Xi Jinping que las relaciones bilaterales estaban en un “nivel sin precedentes”, en un gesto abierto de desafío a Occidente. Y, como si no bastara, el 3 de septiembre, Trump reaccionó ante el despliegue militar y político chino escribiendo en redes sociales que el señor Xi debería “dar mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y a Kim Jong Un, mientras conspiran contra Estados Unidos”. Horas más tarde, en el Despacho Oval, agregó: “ellos esperaban que yo estuviera mirando —y yo estaba mirando”.
Con esa declaración, Trump rompió el marco limitado del debate. Al usar la palabra conspiración, reconoció públicamente que la guerra en Ucrania forma parte de un bloque estratégico articulado entre Pekín, Moscú y Pyongyang contra Occidente.
La burla de Putin y Xi
Los abrazos, las reuniones privadas y la sonrisa de Putin al verse acompañado preferencialmente por Xi y algunos jefes de Estado no fueron gestos inocentes: constituyeron una burla cínica hacia Trump y hacia todos los líderes democráticos. Tal vez incluso un error de cálculo, pues revelan con demasiada claridad la naturaleza del eje autoritario.
Conclusión
En realidad, en Ucrania se escenifica la guerra de Trump contra Xi. El primero representa a Estados Unidos y a sus aliados democráticos; el segundo es el jefe del eje del mal del siglo XXI. Xi cuenta con los recursos y está dispuesto a usarlos. Pero la historia enseña que subestimar a un rival puede ser el mayor error de un adversario.
Xi, Putin y Kim parecen convencidos de que Trump no es un obstáculo serio. Quizás pronto descubran lo contrario.
🇬🇧 English Version
THIS IS XI’S WAR AGAINST TRUMP
By Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
In the article “XI JINPING DECIDED THAT THE WAR IN UKRAINE CONTINUES”, published last September 30, I stated that in the war in Ukraine, Putin acts as a proxy of China, just as Hezbollah has acted as a proxy of Iran in its attempt to destroy Israel. In other words, the Russian invasion is not an isolated fact: it is part of China’s strategy of penetration in the West to impose its authoritarian model on the planet.
To assume that Xi Jinping is simply “helping” Putin as an ally is to ignore the real asymmetry between both countries. China’s economy is 11 times larger than Russia’s and is, in addition, the “factory of the world”, responsible for more than 28–30% of global manufacturing. It leads in strategic sectors such as electronics, telecommunications, renewable energy, electric vehicles, and heavy machinery.
While China is the world leader in international patent applications (PCT), with almost half of all registered globally, Russia occupies marginal positions, with less than 2%. In technological innovation, China surpasses Russia more than twentyfold. It is no coincidence then to recall Aristotle, who in the 4th century B.C. affirmed in Politics: “he who has the resources dominates he who needs them.”
The evidence goes beyond Ukraine. The regime of Kim Jong-un in North Korea depends almost entirely on China for survival: food, energy, trade, and diplomatic protection. Without Beijing, it could hardly remain in power. Thus, Xi has two simultaneous proxies: Putin and Kim. Both act as subordinate arms of his global strategy.
All this obliges us to recognize that this is not Biden’s war, since he is no longer in the presidency, nor is it Trump’s war, one he “does not want to fight in order to win.” This is Xi’s war, for he is the one who finances, feeds, and sustains his proxies. The duration of the conflict depends on how long Beijing decides to keep investing resources in this offensive against the West.
On September 2, 2025, in Beijing, Vladimir Putin proclaimed alongside Xi Jinping that bilateral relations were at an “unprecedented level,” in an open gesture of defiance toward the West. And, as if that were not enough, on September 3, Trump reacted to China’s military and political display by writing on social media that Mr. Xi should “give my warmest regards to Vladimir Putin and Kim Jong Un, as you conspire against the United States.” Hours later, in the Oval Office, he added: “they were hoping I was watching — and I was watching.”
With that statement, Trump broke the limited frame of the debate. By using the word conspiracy, he publicly acknowledged that the war in Ukraine is part of a strategic bloc articulated between Beijing, Moscow, and Pyongyang against the West.
The Mockery of Putin and Xi
The embraces, the private meetings, and Putin’s smile at being preferentially accompanied by Xi and some heads of state were not innocent gestures: they constituted a cynical mockery of Trump and of all democratic leaders. Perhaps even a miscalculation, for they reveal too clearly the nature of the authoritarian axis.
Conclusion
In reality, Ukraine stages the war of Trump against Xi. The former represents the United States and its democratic allies; the latter is the head of the axis of evil of the 21st century. Xi has the resources and is willing to use them. But history teaches that underestimating an opponent can be the greatest mistake of an adversary.
Xi, Putin, and Kim seem convinced that Trump is not a serious obstacle. Perhaps they will soon discover otherwise.
🇫🇷 Version Française
C’EST LA GUERRE DE XI CONTRE TRUMP
Par Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Dans l’article « XI JINPING A DÉCIDÉ QUE LA GUERRE EN UKRAINE CONTINUE », publié le 30 septembre dernier, j’ai affirmé que, dans la guerre en Ukraine, Poutine agit comme un proxy de la Chine, de la même manière que le Hezbollah a été le proxy de l’Iran dans sa volonté de détruire Israël. En d’autres termes, l’invasion russe n’est pas un fait isolé : elle fait partie de la stratégie chinoise de pénétration en Occident afin d’imposer son modèle autoritaire sur la planète.
Supposer que Xi Jinping se contente de « soutenir » Poutine en tant qu’allié, c’est ignorer la véritable asymétrie entre les deux pays. L’économie chinoise est 11 fois plus grande que celle de la Russie et constitue, en outre, la « fabrique du monde », responsable de plus de 28 à 30 % de la production manufacturière mondiale. Elle domine dans des secteurs stratégiques tels que l’électronique, les télécommunications, les énergies renouvelables, les véhicules électriques et la machinerie lourde.
Alors que la Chine est le leader mondial des demandes de brevets internationaux (PCT), avec près de la moitié des dépôts mondiaux, la Russie occupe des positions marginales, avec moins de 2 %. En matière d’innovation technologique, la Chine dépasse la Russie plus de vingt fois. Il n’est donc pas étonnant de rappeler Aristote qui, au IVe siècle av. J.-C., affirmait dans La Politique : « celui qui possède les ressources domine celui qui en a besoin. »
Les preuves vont au-delà de l’Ukraine. Le régime de Kim Jong-un en Corée du Nord dépend presque totalement de la Chine pour survivre : alimentation, énergie, commerce et protection diplomatique. Sans Pékin, il lui serait presque impossible de rester au pouvoir. Ainsi, Xi dispose de deux proxies simultanés : Poutine et Kim. Tous deux agissent comme des bras subordonnés de sa stratégie mondiale.
Tout cela nous oblige à reconnaître que ce n’est pas la guerre de Biden, puisqu’il n’est plus à la présidence, ni celle de Trump, qu’il « ne veut pas mener pour la gagner ». C’est la guerre de Xi, car c’est lui qui finance, nourrit et soutient ses proxies. La durée du conflit dépend de la décision de Pékin de continuer à investir des ressources dans cette offensive contre l’Occident.
Le 2 septembre 2025, à Pékin, Vladimir Poutine a proclamé aux côtés de Xi Jinping que les relations bilatérales étaient à un « niveau sans précédent », dans un geste ouvert de défi envers l’Occident. Et, comme si cela ne suffisait pas, le 3 septembre, Trump a réagi face à cette démonstration militaire et politique en écrivant sur les réseaux sociaux que M. Xi devrait « transmettre mes salutations les plus chaleureuses à Vladimir Poutine et à Kim Jong Un, alors que vous conspire contre les États-Unis ». Quelques heures plus tard, dans le Bureau ovale, il a ajouté : « ils espéraient que je regardais — et je regardais. »
Par cette déclaration, Trump a brisé le cadre limité du débat. En utilisant le mot conspiration, il a publiquement reconnu que la guerre en Ukraine fait partie d’un bloc stratégique articulé entre Pékin, Moscou et Pyongyang contre l’Occident.
La moquerie de Poutine et Xi
Les accolades, les réunions privées et le sourire de Poutine en se voyant accompagné de manière préférentielle par Xi et quelques chefs d’État n’étaient pas des gestes innocents : ils ont constitué une moquerie cynique envers Trump et envers tous les dirigeants démocratiques. Peut-être même une erreur de calcul, car ils révèlent trop clairement la nature de l’axe autoritaire.
Conclusion
En réalité, l’Ukraine met en scène la guerre de Trump contre Xi. Le premier représente les États-Unis et leurs alliés démocratiques ; le second est le chef de l’axe du mal du XXIe siècle. Xi dispose des ressources et est prêt à les utiliser. Mais l’histoire enseigne que sous-estimer un ennemi peut être la plus grande erreur d’un adversaire.
Xi, Poutine et Kim semblent convaincus que Trump n’est pas un obstacle sérieux. Peut-être découvriront-ils bientôt le contraire.
🇮🇹 Versione Italiana
QUESTA È LA GUERRA DI XI CONTRO TRUMP
Di Huber Matos Araluce, San José, Costa Rica
Nell’articolo « XI JINPING HA DECISO CHE LA GUERRA IN UCRAINA CONTINUA », pubblicato lo scorso 30 settembre, ho affermato che, nella guerra in Ucraina, Putin agisce come proxy della Cina, allo stesso modo in cui Hezbollah è stato il proxy dell’Iran nel suo tentativo di distruggere Israele. In altre parole, l’invasione russa non è un fatto isolato: fa parte della strategia cinese di penetrazione in Occidente per imporre il suo modello autoritario al pianeta.
Supporre che Xi Jinping stia semplicemente “aiutando” Putin come alleato significa ignorare la reale asimmetria tra i due paesi. L’economia cinese è 11 volte più grande di quella russa ed è inoltre la “fabbrica del mondo”, responsabile di oltre il 28–30 % della produzione manifatturiera globale. Domina in settori strategici come l’elettronica, le telecomunicazioni, le energie rinnovabili, i veicoli elettrici e la macchinaria pesante.
Mentre la Cina è leader mondiale nelle domande di brevetto internazionali (PCT), con quasi la metà di tutte le richieste globali, la Russia occupa posizioni marginali, con meno del 2 %. In termini di innovazione tecnologica, la Cina supera la Russia di oltre venti volte. Non è quindi un caso ricordare Aristotele, che nel IV secolo a.C. affermava nella Politica: « chi possiede le risorse domina chi ne ha bisogno. »
Le prove vanno oltre l’Ucraina. Il regime di Kim Jong-un in Corea del Nord dipende quasi interamente dalla Cina per sopravvivere: alimenti, energia, commercio e protezione diplomatica. Senza Pechino, difficilmente potrebbe mantenersi al potere. Così, Xi dispone di due proxy simultanei: Putin e Kim. Entrambi agiscono come bracci subordinati della sua strategia globale.
Tutto ciò ci obbliga a riconoscere che questa non è la guerra di Biden, poiché non è più alla presidenza, né è la guerra di Trump, che “non vuole combattere per vincere.” È la guerra di Xi, perché è lui che finanzia, alimenta e sostiene i suoi proxy. La durata del conflitto dipende da quanto tempo Pechino deciderà di continuare a investire risorse in questa offensiva contro l’Occidente.
Il 2 settembre 2025, a Pechino, Vladimir Putin ha proclamato insieme a Xi Jinping che le relazioni bilaterali erano a un « livello senza precedenti », in un gesto aperto di sfida verso l’Occidente. E, come se non bastasse, il 3 settembre Trump ha reagito a questa dimostrazione militare e politica scrivendo sui social che il signor Xi avrebbe dovuto « dare i miei più calorosi saluti a Vladimir Putin e a Kim Jong Un, mentre complottate contro gli Stati Uniti ». Poche ore dopo, nello Studio Ovale, ha aggiunto: « speravano che stessi guardando — e stavo guardando. »
Con tale dichiarazione, Trump ha infranto il quadro limitato del dibattito. Usando la parola cospirazione, ha riconosciuto pubblicamente che la guerra in Ucraina fa parte di un blocco strategico articolato tra Pechino, Mosca e Pyongyang contro l’Occidente.
La beffa di Putin e Xi
Gli abbracci, gli incontri privati e il sorriso di Putin nel vedersi accompagnato preferenzialmente da Xi e da alcuni capi di Stato non erano gesti innocenti: hanno costituito una beffa cinica verso Trump e verso tutti i leader democratici. Forse persino un errore di calcolo, poiché rivelano troppo chiaramente la natura dell’asse autoritario.
Conclusione
In realtà, l’Ucraina mette in scena la guerra di Trump contro Xi. Il primo rappresenta gli Stati Uniti e i suoi alleati democratici; il secondo è il capo dell’asse del male del XXI secolo. Xi dispone delle risorse ed è disposto a usarle. Ma la storia insegna che sottovalutare un avversario può essere l’errore più grande di un nemico.
Xi, Putin e Kim sembrano convinti che Trump non sia un ostacolo serio. Forse scopriranno presto il contrario.