sábado, 6 de junio de 2009

Parte IV El fracaso de TV Martí …la CIA y Seguridad del Estado


Ahora contábamos con que un Presidente latinoamericano nos permitía poner la bandera de su país en el barco desde el que transmitiría TeleCID. Ya la jurisdicción del FCC quedaba más limitada, porque el barco langostero que usábamos hasta ese momento estaba registrado en la Florida. Por esa razón, aunque transmitiéramos desde aguas internacionales los guardacostas estadounidenses podrían detenernos.

Félix Toledo se encargaría de toda la logística, que consistía en mover el barco y su tripulación hacia las costas del país base y reiniciar las transmisiones. Así lo había sugerido el Presidente; luego nos acercaríamos más a Cuba. Había riesgos, pero al principio sería un solo barco; luego se sumarian cuatro más. Tampoco íbamos a ser un blanco fácil. Contra las instalaciones de la Voz del CID en Latinoamérica había habido planes. Nuestra gente estaba siempre bien protegida, lista y armada.

La Voz del CID transmitía las 24 horas los siete días de la semana y Ángel Defana llevaba un control muy eficiente de la calidad de la programación. Esto me permitía moverme de un lugar a otro. Ángel es un hombre de pocas palabras, siempre concreto y con un poder de concentración poco común. Preso político plantado por más de 20 años - practicaba mecanografía en la cárcel con un teclado que había pintado sobre un cartón.

Radio Martí gastaba en un mes más de lo que la Voz del CID gastaba en un año, porque el grupo de compatriotas que se encargaba de la emisora se sacrificaba, con un estipendio que apenas les permitía sobrevivir. Eran lo mejor de lo mejor, varios de ellos presos políticos que habían dejado en las cárceles su juventud, pero a los que les que sobraba patriotismo. Los demás, la mayoría, que eran jóvenes, estaban muy conscientes de la importancia de su trabajo.

Sin perder tiempo, pedí una cita en la fábrica de transmisores de televisión para comprar cuatro equipos. No creía que los norteamericanos se iban a quedar tranquilos por el hecho de que tuviéramos la protección de otro país, pero por lo menos tendríamos un tiempo. Había que aprovecharlo. Nuestro amigo Eduardo Palmer, el más prolífico productor de documentales del exilo, los puso todos a nuestra disposición. Era un magnifico material para transmitir.

Un día Robert Wilkinson llegó a mi casa en la 127 avenida del SW y Coral Way. Su cara estaba tensa, casi descompuesta; nunca lo había visto así.

-Tenemos que hablar, pero aquí no.

-Vamos al patio - le respondí.

Nos acercamos a la mata de aguacates que quedaba al fondo del jardín.

-Hijo, júrame que tú no eres un agente de la inteligencia cubana.

Me sorprendió y estuve a punto de reírme.

-No, yo no te lo voy a jurar, yo te lo voy a probar. Mira, yo podría ser un agente de la seguridad porque cuando mi padre estuvo preso me podían haber reclutado chantajeándome con que si no trabajaba para ellos mataban a mi padre. O simplemente me podrían haber comprado con dinero, ya que el dinero convence a mucha gente. Pero Bob, ¿sabes por qué yo no soy un agente? porque no soy un comemierda. El comunismo en Cuba se va a acabar, no sé cuándo pero se va a acabar, y todo los que ha pasado se va a saber y el que está con los perdedores es un estúpido y tú sabes que yo no lo soy.

Además, sabes que en Washington me conocen, sabes que no acepté la posición que me ofrecieron. He dicho que no porque los empleados reciben órdenes. Lo nuestro es luchar por Cuba y su libertad. Chico, yo soy el heredero del nombre de mi padre. Imagínate que un día el pueblo cubano se enterara de que yo había sido un agente de inteligencia de los Estados Unidos. Cualquier cubano puede ser un agente de la CIA, del Mossad, de los franceses, pero yo no, ni de ustedes ni de nadie.

Pero además, ¿a qué viene esto?. Hace unos meses Jorge Mas Canosa me acusó con el FBI aquí en Miami de que yo le estaba organizando un atentado. El FBI me visitó y en la segunda reunión, cuando me dijeron que Mas Canosa insistía en el asunto, les dije que para que Jorge no tuviera miedo, lo mejor era que me hicieran una prueba con el detector. Pasé la prueba y tenía la esperanza de que él estuviera durmiendo tranquilo, o que dejara de estar inventado cuentos.

Hace unos meses tú sabes que me sabotearon el avión; entonces no te di los detalles pero te los doy ahora. El avión se lo compramos a nuestro amigo Pedro Luis Díaz Lanz. Era un Cessna 310, como el de Camilo, y según la revisión, los motores estaban en perfecto estado. Lo volamos varias veces sin ningún problema porque lo íbamos a necesitar para monitorear las transmisiones de televisión.

Una mañana, de no ser por el piloto Roberto Solís nos hubiéramos matado al despegar del aeropuerto de Tamiami. Cuando llegamos al hangar, Roberto me dijo: “Huber, estoy seguro de aquí entró alguien …siempre dejo una seña y aquí entró alguien”. No le hice mucho caso pero antes de despegar, cuando hacia el chequeo de rutina, lo noté preocupado.

- Solís ¿qué pasa?

- Se caen las revoluciones demasiado cuando hago los cambios de magnetos, fíjate.

Entonces tomé el manual del avión rápidamente y lo revisé.

- Solís, ¿cómo vas a volar en esas condiciones?
-
- Porque yo te conozco, y si seguía con los comentarios me ibas a decir que yo era un maricón.

- Olvídate de eso, vamos para el hangar.

Unas horas después del lugar donde hacían el análisis del aceite avisaron: no vuelen el avión. Si se hubiera volado se habría desplomado.

Entonces, Bob, ¿qué está pasando aquí? Un cubano millonario me acusa de que lo quiero matar. Dante Fascell dice que no pueden dejar que el hijo de Huber Matos haga quedar en ridículo al gobierno Federal. El FCC me amenaza con mandarme dos años a la cárcel, multarme con $200,000 y después deportarme. Alguien sabotea el avión que uso.

Bob, ¿qué pasa? TV Martí no se ve en Cuba. La señal de TeleCID no es fácil de interferir y les vamos a dar un dolor de cabeza a los comunistas con varios transmisores. Seguro que ya saben que tenemos un país latinoamericano que nos va a ayudar. Ahora vienes tú con la cara descompuesta porque alguien de allá arriba, y debe ser de muy arriba para que vengas como has venido, que hasta te tiembla la cara, con la duda de que yo sea un agente. Bob, ustedes están penetrados por alguien de la inteligencia cubana, o a alguien tienen reclutado alto, pero muy alto, en el gobierno americano.

¿Por qué será que a todo el mundo les preocupa tanto que llegue la televisión a Cuba? ¿Entonces qué tengo que hacer yo, irme a Costa Rica a fabricar ropa como hacía antes de que mi padre saliera de la cárcel? Mira, ya yo quemé mis naves. Además no te hablo por mí solo, sino por todo nosotros: Olvídalo, diles que si nos quieren joder que nos jodan, pero que con miedo no nos paran.

-Hijo, creo te van a matar, y si no te matan te van a hacer algo terrible.

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