viernes, 22 de abril de 2011

Terminó el Congreso



Por Vladimiro Roca Antúnez

Terminaron los llamados debates del 6º Congreso del PCC, y digo llamados, porque ni por asomo se produjo una intervención seria que no haya estado en el guión de los debates.


Lo primero que llamó mi atención fue el reconocimiento explícito por parte de Raúl Castro del incumplimiento de los acuerdos de los cinco congresos anteriores, de lo cual dijo se avergonzaba, dudo mucho que tenga vergüenza, pues si la tuviera hace mucho rato hubiese renunciado, pues parte de la responsabilidad por el incumplimiento de dichos acuerdos recae en él, aunque la mayor responsabilidad es de su hermano.


Sobre ese importante y fundamental punto ninguno de los delegados se manifestó. A ninguno de los delegados se les ocurrió pensar, aunque fueron convocados por el flamante primer secretario a hacerlo, que esa es la principal causa por la que el país se encuentra en la situación en que está. Que los máximos responsables por tamaño incumplimiento son el primer y segundo secretarios del comité central. Que ambos debieron ser removidos en el segundo congreso por el actuar irresponsable que manifestaron. Ninguno de ellos pensó en esa cuestión de primer orden, no tuvieron el valor de hacerlo.
No analizaron que el primer incumplidor de los acuerdos de todos los congresos es quien fuera hasta hace poco su primer secretario. Que no los cumplió porque no quiso, pues además de primer secretario del CC del PCC, era el Presidente de los consejos de Estado y de Ministro. Tal parece que pensar y analizar son dos tareas propias solamente de Fidel Castro.


Al estar fuera de escrutinio los resultados del trabajo del primer secretario y de todo el comité central, los resultados del congreso eran más que predecibles.


La llamada actualización del modelo socialista significa que continúa el culto a la irresponsabilidad como característica fundamental de los análisis y decisiones de la alta dirigencia partidista, más preocupada en no perder los privilegios que disfrutan que en las penurias del pueblo, ¡claro, ellos no las conocen! Significa continuar con la represión política y social contra toda manifestación de desacuerdo o descontento por parte de cualquier elemento de la sociedad. Significa más limitaciones a los patrones de consumo del pueblo. Significa menos libertad económica para todos los cubanos. Significa más descapitalización de la ya descapitalizada economía del país.


Pero también significa más privilegios para los elegidos y sus familiares, más y mejores viviendas, más y mejores autos, más viajes, más lugares exclusivos para sus fiestas, más distanciamiento de la población y de sus necesidades. En fin, como se dice por acá, más de lo mismo.


No se puede negar que el congreso abrió un resquicio de esperanza para gran parte de la población, que esperaba más después de la discusión de los lineamientos, pero como me dijo un amigo, no entendieron el significado de la palabra lineamiento: lo que Fidel le dice a Raúl “Tú mete línea que yo miento”.


Con la clausura del congreso también se han clausurado las pocas esperanzas del pueblo de ver en el corto plazo una mejoría a sus penosas condiciones de vida. Para ellos continúa sin cambios la vida: salir cada día a la calle a luchar para seguir sobreviviendo hasta que el tiempo termine su trabajo y se lleve para siempre a la pandilla de facinerosos que asaltaron el poder en 1959.


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