LA AUSENCIA DEL AUSENTE

LA AUSENCIA DEL AUSENTE

Más fácil se agarra a un mentiroso que a un cojo, con perdón de los cojos. El ahora “saludable” dictador Fidel Castro, que un día charla con los estudiantes de derecho de Venezuela, al otro con el Secretario de la Asamblea General de la ONU Miguel D’Escoto, tiene tiempo para departir con el funcionario chino Wu Bangguo y conversar con el presidente Rafael Correa, todos extranjeros, no asistió al funeral de su compañero Juan Almeida. Muy raro.

Puede ser que no se lo permitieran para evitarle un paro cardiaco o un ataque de llanto, no de tristeza por Almeida, sino por ver como se desgrana el grupo de incondicionales e incompetentes conque ha hundido a Cuba en la infelicidad y la pobreza.

O podría ser que los viejos combatientes tuvieran temor de que en la presencia del ausente entre la gente –que no fue mucha- éste comenzara a pronunciar irreflexiones que no tendrían nada que ver ni con Almeida ni con el Tercer Frente.

Podía haber acusado a la CIA por la muerte de Almeida, o reclamarle a Obama el haber perdido la oportunidad, de que en un momento tan magistral, no se hubiera excusado por el “bloqueo” imperialista. En la mente del ausente no hay nadie inocente.

Su falta de presencia en el funeral de Almeida, puede dar la respuesta a algunos artículos que han aparecido en la prensa especulando sobre el regreso al poder del viejo y según algunos dicen, “saludable” dirigente.

Como va a regresar a un poder al que está aferrado. Un poder que junto a él está muriendo. Las noticias e imágenes de la buena salud de este fantasma, son más bien otro intento para alimentar el temor en una población a la que ya no le importa ni el viejo ausente, ni su hermano, la sombra presente.