Por qué no se debe levantar el embargo (1)
Uno de los temas más controversiales relacionados con Cuba es el del embargo comercial estadounidense. Entre las características del debate está el hecho de que generalmente quienes participan lo hacen desde una posición de autoridad - política, técnica y moral - que hace de quien no opina igual un estúpido, un ignorante o un insensible, o las tres cosas. En resumen, en el asunto del embargo todo el mundo es un experto y muy tajante.
Hace mucho tiempo, quienes se oponían al embargo - llamado bloqueo por los más intransigentes - alegaban que a quien esta medida realmente lastimaba era al pueblo cubano. El gobierno no era afectado por las restricciones, porque era el cubano común y corriente el que padecía sus consecuencias.
Como era el pueblo y no la dictadura quien sufría el embargo, la política era inmoral y en consecuencia lo humano y lo correcto era quitarlo. Si no pensabas así no te lo decían pero se intuía que eras inhumano y poco inteligente; un americano estúpido o un exilado cavernario.
No fueron pocas las reuniones sociales en que recibí semejante disparo. Siempre fue a quemarropa y sin mucho aviso. Siempre fue un argumento en apariencia fulminante, una “razón” autoevidente, de las que no admiten discusión, una estocada dialéctica y mortal al contrincante.
Por ejemplo organizaciones tan respetables como Amnistía Internacional, que ha denunciado sistemáticamente la violación de los derechos humanos en Cuba, pero que no puede visitar la isla porque el régimen castrista no se lo permite, en su último informe sobre Cuba, hecho público esta misma semana, plantea que: “El embargo es inmoral y debe ser levantado (...) Impide a millones de cubanos beneficiarse de medicinas vitales y equipos médicos esenciales para su salud"
Del embargo así definido, como una agresión brutal de Washington contra el cubano, nacía otro argumento igualmente espeluznante: el embargo le sirve al castrismo para justificar el estado de sitio, los atropellos, la prisión y la pobreza en Cuba. Si con el primer disparo sobre la inmoralidad del embargo no te habían liquidado, este era el tiro de gracia; de insistir te arriesgabas a hacer el ridículo. ¿Por qué?
Porque sin el embargo la dictadura no tendría justificación para continuar con la represión. Sin el embargo el régimen castrista quedaba al desnudo ante su pueblo. El castrismo ya no tendría razones para justificar la demagogia en el campo de la política o en el de las necesidades primarias: casa, comida, medicinas, y hasta ropa y transporte.
Ese binomio conceptual (es inhumano y es tonto porque ayuda al castrismo) asumía que el embargo era una imposición exclusiva de Washington. Era un resabio contra el castrismo o contra la independencia de los cubanos para escoger su propio modelo de desarrollo. Era una medida producto de la frustración estadounidense contra la revolución, y una muestra de la típica y reconocida estupidez norteamericana para manejar su política exterior. Hasta se alimentaba en una dosis de revancha por la pérdida de empresas norteamericanas en Cuba.
Con el tiempo el binomio se convirtió en trinomio, apareció un nuevo y poderoso argumento: La permanencia del castrismo había y ha demostrado el fracaso del embargo. Lejos de derrocar a la dictadura, le dio argumentos y justificaciones. En conclusión, porque no se puede llegar a otra, Fidel Castro tiene que darles las gracias a Washington por el embargo. El embargo consolidó al castrismo. Sin el embargo se habría quedado sin enemigo, habría tenido que cambiar, y con cambios ya posiblemente habría en Cuba una democracia.
De nuevo citemos el reciente informe de Amnistía Internacional sobre este último argumento, dice así: "Esta es la oportunidad perfecta para que el presidente Obama se distancie de las políticas fracasadas del pasado y envíe una fuerte señal al Congreso sobre la necesidad de terminar el embargo"
¿Habrá argumentos contra este trinomio de verdades autoevidentes? Tal vez sí, tal vez no… continuará.
2 comentarios:
Copio y publico aquí: http://escritorescubanos.multiply.com/
8 de septiembre de 2009, 9:04Después lo leo. Saludos. Napoleon03@gmail.com
He llegado leyendo al revés al capítulo I y pienso y te doy las gracias por tan acertados análisis de la realidad cubana, es lo que todos sabemos, más lo que vivimos en Cuba, durante tantos años de infelicidad, has desmantelado linea a linea el fenómeno del Embargo y le has ido quitando, traquilando, palmo a palmo la piel de Oveja del Dictador, para quien lea esto, de forma cómoda, y con un pensamiento analítico y despojado de toda demagogía, resulta una de las mejores lecturas sobre la historia política de la revolución cubana y los interese ocultos que justifican en todo momento el actuar de nuestro comandante en Jefe, realmente es un gran Tirano de su pueblo y un Gran Dictador, merece el paredón, aún después de muerto. Es todo lo que tengo que decirte, y hay nuevos caítulos después de 15, con gusto segui´re leyendolos todos. Esta es la literatura que necesita la Juventud cubana actual, que no saben porque se encuentran así, ni como sucedió todo, pues el Régimen, no se lo va a decir, porsupuesto. Es revivir la Historia de la revolución cubana desde un punto de vista muy diferente y real al que nos tienen acostumbrado. Gracias Huber Matos. Tu obra debe ser divulgada sin demora, la juventud cubana, la necesita con premura, para que puedan enfocar el rumbo de la nueva Nación que tendrá que renacer, desde dentro de las cenizas, como renació el Aves Fenis. Pero antes en esas cenizas deben arder los esqueletos de los que tanto daños le han hecho a la Patria, Fidel, raúl y todos los Comandante y generales y Dirigentes, que han traicionado a su Pueblo. para ellos no debe existir perdón. Sus vidas deben culminar con su maléfica obra. Esto lo escribo y lo planteo publicamente, sin ningún remoldimiento de causa ni de concienncia. Abajo el totalitarismo y el clan de los Castros!!!.
3 de noviembre de 2009, 12:12Por una Cuba democrática, como la que soñamos todos. PPCC
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